En los últimos 5 partidos de los blues, se ha visto a un Everton totalmente diferente al del inicio del calendario 2020-2021.
Al comenzar esta temporada vimos a un Everton que como un gran pugilista, enviaba a la lona a todo aquél que se le parara al frente. Uno a uno fueron cayendo.
Todo iba perfecto hasta aquel partido contra Liverpool, donde el empate dejó ver que el Everton estaba listo para mantenerse en los "BIG SIX" (los 6 equipos con más títulos en la historia de la liga premier). Sin embargo, fue justo en este partido donde lesionaron a James Rodríguez, y de ahí en adelante, las cosas se fueron complicando.
En los siguientes partidos se notaba a un James reducido, ya no estaba al 100%, pero saltaba a la cancha, a jugar con más corazón que con condiciones ideales para dar la energía y su clase ya vista en los primeros 5 encuentros.
Luego fueron llegando nuevas lesiones para jugadores claves y finalmente todos ellos tuvieron que quedar por fuera de cada encuentro que venía por delante.
Las condiciones de nuestro púgil de peso pesado ya no prometían lo mismo, las apuestas empezaron a estar en contra, y así empezó todo a ir de mal en peor.
Mr Carletto entonces decidió cambiar la configuración del equipo ante la ausencia de sus nuevas estrellas, aquellas que le dieron los mejores resultados al inicio... Decidió así entonces cambiar su formación de ataque por una más conservadora, más respetuosa de cada equipo que vendría al final del año 2020 y de este modo creó al púgil que vemos recientemente.
Hoy Everton es más un equipo que con el liderazgo de un gran director técnico, resiste la embestida de los demás equipos mientras agarra un segundo aire.
Partido tras partido se le observa el orden táctico en todas sus líneas, aguanta cada golpe que le viene encima al mejor estilo de Rocky Balboa, al saber que no tiene con qué atacar, ni la velocidad suficiente para hacer daño certero, solo soporta los golpes minuto a minuto, cansa al adversario, espera el momento indicado y cuando tiene una sola oportunidad clara para meter su gancho al hígado, golpea con todas sus fuerzas. Así se percibe un gol abrumador que deja sin posibilidades al que está en frente porque aunque les han dado el balón para que juegue como quiera, no logran penetrar la defensa ni una sola vez.
Luego Everton hace lo ya sabido, cierra de nuevo sus defensas, y de nuevo a sostener el resultado, a esquivar y devolver ataques que solo buscan cansar aún más a su adversario; la misión es hacer tiempo, sin fingir faltas, sólo con gallardía hasta que suene la campana del último round (el pitido final del partido).
Ver jugar al Everton es un placer y una muestra de que la dirección estratégica da resultados cuando los jugadores siguen las directrices. Si bien ha sido un poco más vertical aunque no guste a muchos su modo de juego, se ha hecho más heroico su accionar ante partidos que se piensan imposibles de ganar, y más honorable ante equipos que se podrían vapulear.
Ya llegará de nuevo la estamina que nuestro boxeador necesita, que no pudo hacerse realidad en el "Boxing day" como se pensaba con James en la cancha... pero cada fecha que pasa, le acerca a ese momento en el que de nuevo cuente con la velocidad suficiente y la agilidad mental para volver a causar temor si se quiere decir, o sorpresa para mejor expresarlo, en sus rivales.
Todos esperamos con gran esperanza el regreso de Allan, de Richarlison y de James Rodríguez para que siga sumando goles fantásticos y asistencias para el goleador de los Toffees.
Para volver a ser ese púgil de peso pesado que aunque sigue ganando 5 encuentros más a punta de paciencia y potencia defensiva, necesita de su poder ofensivo para volver a estar en la cima de la Premier league.